domingo, 5 de febrero de 2012

QUIEN MAL EMPIEZA, MAL RUBALCABA

Ya ha acabado el congreso de los socialistas. El elegido, Rubalcaba, no ha esperado mucho para hacer públicas sus verdaderas intenciones. Ataques al Partido Popular y a la Iglesia. Entre otras propuestas, la revisión de los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español. Vamos, que quiere que nuestro país olvide sus milenarias raíces cristianas para imponer las suyas (las de Rubalcaba). Menos Religión y más Gimnasia, como dijo aquel iluminado de infausto recuerdo.
    Señores del Partido Popular, seamos todos sinceros. ¿Han visto ustedes a quiénes consideran sus enemigos los socialistas? A los de siempre, a ustedes, los políticos populares, y a nosotros, los que de alguna forma representamos el humanismo cristiano. Así de claro.  ¿Saben lo que harían con nosotros, y con ustedes,  en el caso de que llegasen al poder dentro de unos años? Sí, claro que lo saben. Pone los pelos de punta. Por favor, manténgase firmes en la defensa de los derechos constitucionales de los españoles. Ahora que disfrutan de una posición política idónea, pongan freno a estas intenciones rubalcabistas. El ámbito educativo, como siempre, va  a ser el terreno donde antes va a plantear la batalla este consumado laicista. Y, también como siempre, la enseñanza religiosa volverá a salir a escena de forma especialmente significativa. No tengan ustedes ningún complejo a la hora de hablar y de actuar. La tibieza haría mucho daño a todos los españoles. La firmeza en la defensa de los derechos de los padres, de los alumnos y de los profesores es la única manera de ser justos. Ya lo dijo Monseñor Cañizares una vez que visitó nuestra parroquia, en los años más duros del zapaterismo. Ante la pregunta de qué pensaba sobre la ofensiva socialista contra la clase de Religión, contestó de forma lacónica pero acertadísima: “intentarán lo que sea; harán lo que puedan”.
    En el futuro más próximo intentarán lo que sea, como siempre, pero harán lo que les dejemos hacer. Y, dadas las circunstancias, y a poco que nos pongamos de acuerdo, deberían hacer poco, muy poco.