sábado, 28 de enero de 2012

La reforma del Bachillerato, más dudas que certezas

Ante el debate que ha generado la propuesta del Ministerio de Educación de reformar el Bachillerato, la Federación de Enseñanza de USO piensa que el Ministerio debería haber concretado, antes de lanzar una propuesta de este calado, cómo y de qué manera va a llevarse a la práctica, y también las repercusiones que va a tener en los centros educativos y en sus plantillas. El desconcierto y la incertidumbre que ha sembrado este anuncio no es positivo.
Teniendo en cuenta las circunstancias actuales, sobre todo económicas, preocupantes, graves, desde FEUSO defendemos que el Ministerio debe abordar como primera tarea prestigiar el trabajo de los profesionales de la educación y, como mínimo, asegurar el normal funcionamiento del actual sistema. Confiamos en que el Ministro de Educación, como prometió el día de su toma de posesión, cuente con la opinión de toda la comunidad educativa para llevar a cabo cualquier reforma y valore los posibles beneficios e inconvenientes de esta medida antes de hacerla efectiva. El profesorado tiene hoy otras preocupaciones más urgentes.
Para FEUSO, la política del Ministerio de Educación debería ser situar la enseñanza como una prioridad básica del gobierno. Los recortes económicos debilitan seriamente a nuestro sistema educativo. Para FEUSO, por lo tanto, lo primero que debería hacer el Ministerio es trabajar en esta dirección. Por ejemplo, resulta inaceptable que algunas Administraciones estén retrasando tanto tiempo el abono a los centros concertados de las partidas destinadas a los gastos de funcionamiento, que es un compromiso esencial para garantizar la gratuidad de la enseñanza.
La Federación de Enseñanza de USO siempre ha defendido en sus propuestas la necesidad de reforzar y reformar el Bachillerato, y más tras los cambios que introdujo el Real Decreto aprobado por el Gobierno socialista en 2007 que, a nuestro juicio, devaluaba sus contenidos. A diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, nuestro Bachillerato actual no facilita un nivel de formación suficiente para el acceso a la educación superior.
Para FEUSO, reformar el Bachillerato no debe significar, automáticamente, menos ESO y debería enmarcarse dentro de una propuesta más global y general de reforma del conjunto del sistema educativo, que aportara coherencia y credibilidad a los objetivos que persigue una medida de esta magnitud.
FEUSO considera que un Bachillerato de tres años debe hacerse ampliando los actuales conciertos educativos para conseguir la gratuidad de este nivel en todo el estado. O, o al menos, la reforma no puede suponer, en ningún caso, una reducción de los conciertos con su actual configuración. Como medida de choque, podría modificarse el Real Decreto de 2007 buscando preparar de manera más rigurosa y convincente a los alumnos, eliminando asignaturas que la experiencia ya evidenciado como inútiles, desparasitando los contenidos curriculares de elementos banales y reforzando las asignaturas que aportan conocimientos esenciales. Estos cambios podrían aportar mejoras notables al actual Bachillerato sin modificar la estructura de las enseñanzas, de momento.



FEDERACIÓN DE ENSEÑANZA DE USO
Madrid, 27 de enero de 2012

Antropología, Educación y la ocurrencia de la Secretaria de Investigación

Tras hacer una lectura superficial del Alfa y Omega de esta semana, hay dos cosas que llaman poderosamente la atención del profesional de la enseñanza, especialmente del dedicado a la enseñanza religiosa.
La primera es una reflexión hecha por Juan Antonio Gómez Trinidad, antiguo Portavoz de Educación del Partido Popular y al que muchos señalaban como candidato más que seguro para ocupar el cargo de Ministro de Educación (¿por qué no habrá sido el elegido?). Afirma que el fallo fundamental del sistema educativo que hemos tenido (sufrido, digo yo) hasta ahora es de índole antropológica. Este fallo consiste en concebir al hombre como bueno por naturaleza. Las consecuencias de este error las hemos podido constatar los profesores de Religión año tras año, y no sólo por experiencia sufrida en nuestras propias carnes de docentes en forma de disparates educativos, sino porque cuando explicamos el concepto de persona a nuestros alumnos volvemos, una y otra vez, al relato del Génesis, bastante más lúcido y sincero en este sentido (y en todos) que estas teorías roussonianas tan dañinas para la convivencia social en general y para la educación en particular.
La segunda cosa que llama la atención es un artículo firmado por Justo Aznar, prestigioso especialista en Bioética donde los haya. Es difícil no sentir al leerlo vergüenza ajena e indignación al mismo tiempo. Por supuesto, no por lo que dice, sino por lo que dice que ha dicho otra. Refuta con rigurosos datos científicos una afirmación hecha hace tiempo por la actual Secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, afirmación que se ha atrevido a repetir ahora, y que hizo fortuna por boca de la inefable Aído. Ya sabéis, el embrión humano es un ser vivo, pero no un ser humano. En definitiva, una sentencia antropológica, como la de Gómez Trinidad. Sentencia de muerte, pero sentencia al fin y al cabo.
Y digo yo, ¿no es evidente la distancia insalvable entre la forma de concebir a la persona que tienen Gómez Trinidad y Carmen Vela? Porque mientras uno se inspira en el más puro personalismo cristiano, la otra hace suyas las teorías utilitaristas más en boga. Lo raro del asunto es que ambos no han coincidido de milagro en el mismo gobierno (ya he dicho que Gómez Trinidad estaba llamado a ser Ministro de Educación). ¿Alguien lo entiende?
Uno, en su humildad, y como profesor de Religión que es, no ve para este asunto más solución que pedir a Dios que ilumine de forma especialmente intensa las mentes de algunas personas. Y, por supuesto, rezar para que Wert, el que sí es Ministro de Educación, elija a sus secretarios con más acierto que el que ha tenido quien haya elegido a la señora Vela.

jueves, 26 de enero de 2012

Ojos de mujer. Idóneos para Religión

Ser profesor de Religión no es ser un docente como los demás. Ser profesor de Religión es impartir un legado histórico que lleva consigo una coherencia de vida, que une lazos entre lo que se cree y lo que se dice, y entre profesor, alumno y familia, que es quien ha elegido el centro educativo. La enseñanza de la Religión es, sobre todo, un testimonio y modelo de vida.
En otras materias, hay que tener conocimientos técnicos, pero esos conocimientos no tienen por qué afectar a la vida personal, aunque siempre sea importante el ejemplo del profesor. En la enseñanza de la Religión, los conocimientos tienen que ir avalados por un compromiso previo adquirido que, de alguna forma, se hace evidente con la posesión de la Declaración eclesiástica de idoneidad (DEI), y que busca que no haya disparidad e incoherencia entre la vida, los conocimientos y el mensaje.
Dice el Acuerdo de la Conferencia Episcopal que se refiere a este tema que «la expedición de la DEI supone recta doctrina y testimonio de vida cristiana. Está basada en consideraciones de índole moral y religiosa, criterios cuya definición corresponde al obispo diocesano» (27/4/2007).
Esto significa que la Iglesia otorga la preceptiva Declaración, pero también que es quien debe determinar, lógicamente, cuándo se pierde la idoneidad.
La DEI se concede, en principio, de forma permanente, pero ¿qué sucedería si un profesor de Religión católica decidiera cambiar de religión? ¿Tendría sentido mantener su idoneidad de permanencia en esta tarea? Lo correcto sería que fuese él mismo quien manifestase que no puede seguir impartiendo la asignatura, por coherencia personal, al variar sustancialmente sus circunstancias.
Lo mismo ocurre cuando cambian algunas situaciones personales, porque la idoneidad que se presumía en un principio es posible que se vea alterada. Lo que un profesor de Religión vive afecta directamente a la vida de los educandos, y no ser coherente con este tipo de enseñanza resulta un fraude para los alumnos y para los padres que han matriculado a sus hijos en la asignatura de Religión.
Los niños son tremendamente intuitivos y detectan con facilidad si quien les enseña ama su materia, si le gusta lo que explica y si sabe enseñar, si es coherente entre lo que dice y lo que hace. Ellos no merecen ser defraudados, que el profesor los engañe y les quiera vender algo en lo que ni él mismo cree.
Los padres –que son los que han matriculado a sus hijos en la clase de Religión– han de pedir que el profesor de esta materia tenga un comportamiento ético que le permita valorar si debe seguir impartiendo la asignatura de forma coherente con su vida, porque se trata de eso, de enseñar un modelo de vida.
Es una gran tarea enseñar Religión, porque se enseña al alumno unos valores que, a veces, van contracorriente, pero que serán una brújula para orientarlos a lo largo de toda su vida, y les permite ir avanzando en su propio desarrollo escolar y personal. Y para esta gran tarea hacen falta buenos, muy buenos docentes, ¡los mejores!
 
Olimpia García Calvo, portavoz de Concapa
Alfa y Omega - jueves, 19 de enero de 2012

viernes, 20 de enero de 2012

“Mejor educación, mejor futuro". VI Congreso Estatal de FEUSO

Del 8 al 10 de mayo se celebrará en Valencia el VI Congreso Estatal de  FEUSO. 
Bajo el lema “Mejor educación, mejor futuro” se debatirá sobre la política educativa de FEUSO y el Plan de Acción para los próximos años, donde se fijarán los objetivos organizativos y afiliativos. Es competencia del Congreso definir la estrategia sindical de la Federación, modificar los Estatutos y elegir tanto a la Comisión Federal de Garantías como a la nueva Comisión Ejecutiva Federal.
El Congreso es “el órgano máximo de decisión de FEUSO”. Se reúne de manera ordinaria cada cuatro años y está compuesto por los delegados elegidos por los órganos correspondientes de las Federaciones Autonómicas, en el número que determine el Reglamento que ya fue aprobado por el Consejo Federal.


Todas aquellas aportaciones que nos enviéis 
serán bien recibidas.